Revista No.3
Abirl, 2023
¿Alguna vez has escuchado que las nuevas tecnologías nos ayudan a conectarnos con personas que están lejos de nosotros?
Seguramente sí, pero ¿te has puesto a pensar que esas herramientas, como los teléfonos móviles, también nos desconectan de las personas que están frente a nosotros?
Imagina una situación que seguramente has experimentado: Sales con tu familia a festejar en uno de tus restaurantes favoritos, el mesero les lleva a su mesa. ¿Qué pasa a continuación? Tomas el móvil para escanear el QR con el menú, tu esposo hace lo mismo y aprovecha para ver el resultado del partido de fut, tu hija adolescente sigue conectada al streaming de su influencer favorito y tu hijo pequeño busca algunos videos en YouTube… ¿En qué momento disfrutamos de la convivencia o nos dedicamos a vivir el momento sin documentarlo?
En esta 3ª edición de la Revista Digital de Mi Bebé en Camino entrevistamos a Isabel Gutiérrez Peláez, psicóloga, terapeuta individual y de pareja, directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Panamericana y fundadora de la Clínica Eclipse, quien nos dio algunos tips para hacer un uso responsable de la tecnología sin desconectarnos de nuestras familias.
Lo primero que nos platicó es como desde hace algunos años el teléfono se ha convertido en una extensión en nuestras manos para estar contacto con nuestros seres queridos y compañeros de trabajo, pero está demostrado que no tener acceso a él, en un mundo que está todo el tiempo conectado, es algo que nos puede producir ansiedad.

“La pandemia hizo esto mucho más latente, porque tuvimos que encerrarnos para cuidar de nuestra salud, haciendo que nuestra última ventana al mundo fueran los teléfonos o nuestras pantallas, para saber qué es lo que estaba pasando. Esto fue muy importante también para los adolescentes, para quienes la vida social es muy importante, las reuniones virtuales vinieron a sustituirlo, pero nunca fue lo mismo”.
En niñas y niños pequeños esto tiene un impacto muy importante, ya que asocian las pantallas y celulares como parte elemental de cómo imaginan a mamá y papá. “
¿Qué pasa si una niña o niño de 2 años ve a su mamá siempre en el teléfono? Pues piensa que es parte de su mamá y dice: ‘Mi mamá tiene el cabello así, tiene un anillo y tiene un teléfono’”.
Además, nos explica Isabel, se fomenta que niñas, niños y adolescentes siempre busquen pruebas fotográficas o de video en cada cosa que platicamos con ellos, como si documentar cada hecho fuera una necesidad.
“Les estamos enseñando continuamente que tenemos pruebas de cada una de las cosas que estamos haciendo y quieren verlas. Anteriormente, te contaban cosas y tu memoria te ayudaba a recordar, aunque no necesariamente eran recuerdos exactos, no teníamos la necesidad de documentar ni de exigir esas pruebas”.
Nuestra especialista nos explica que las herramientas tecnológicas tienen muchas ventajas, pero fomentar malos hábitos puede ocasionar algunos problemas. Por ejemplo, cuando como madres y padres enviamos mensajes contradictorios y en una plática o comida importante permitimos que nuestras hijas e hijos utilicen teléfonos o tabletas, pero en situaciones similares les exigimos toda su atención para convivir.
Además, también existen cambios y trastornos neurobiológicos. Actualmente somos adictos a nuestros dispositivos y a la conexión digital permanente, sabiendo qué pasa en todas nuestras redes y medios. Esto genera que a nivel cerebral entremos en una fase de dopamina alta cuando las personas reaccionan a nuestro contenido, pero a estar en riesgo de enfrentar ansiedad cuando las cosas no salen como esperamos, lo cual puede afectar en mayor medida a nuestras hijas e hijos.
Por ello, Isabel nos recuerda la importancia de que tanto niñas y niños como adultos sepamos establecer límites y prioridades en el uso de las tecnologías. “Una de mis compañeras me decía que su hijo le había comentado que el mayor sueño en su vida era que no existieran los celulares, para así poder tener la atención de su mamá”.
Aquí van 5 tips para el uso de tecnologías en nuestros hogares:
- Establece tiempos de uso. ¿Cuánto tiempo permitir a nuestras hijas e hijos? Aunque no hay una regla general, es importante que dependiendo de cada edad y cada situación se definan los límites convenientes para cada familia.
- El teléfono no debe dormir con nosotros. Independientemente de si somos niños, adolescentes o adultos, debes cuidarte de la luz azul antes de dormir. Este tipo de iluminación hace que tus ojos reciban una intensidad similar a la del mediodía, por lo que puede interferir con tu sueño
- Involúcrate activamente en la navegación de tus hijas e hijos. Como mamás y papás es importante investigar para qué quieren acceder a ciertas apps y redes sociales. Una manera de intentar comprenderlo es conociendo esas plataformas, analizando el contenido que se publica ahí y decidiendo si éste es o no adecuado para la edad de tus hijos.
- Fortalece tus canales de comunicación en familia. Mantener una postura basada en la apertura y la empatía puede ayudarte a que tus hijos tengan la confianza de explicarte por qué y para qué quieren un teléfono o abrir una cuenta en redes sociales. Es importante comprender esa necesidad y cuál es la importancia que tiene para nuestras hijas e hijos, antes de definir la pertinencia de permitirlo o no.
- Sé el ejemplo de tus hijas e hijos en el uso de computadoras y dispositivos móviles. Aunque podemos explicarles que para nosotras y nosotros el teléfono nos permite realizar nuestro trabajo, debemos priorizar su uso y no permitir que éstos interfieran en los momentos importantes para nuestra familia.
Recuerda que no hay nada más importante que los momentos en familia, por lo que no debemos permitir que las tecnologías nos desconecten de quienes son más importantes en nuestras vidas.
Más sobre Isabel Gutiérrez Peláez
Es Maestra en Psicoanálisis por la Sociedad Psicoanalítica de México. Tras 16 años como Psicoterapeuta de adolescentes, adultos y parejas, en septiembre de 2019 funda la clínica Eclipse IGP con la intención de llegar a más personas para ofrecer servicios en salud mental de la más alta calidad y con el sentido humano que la caracteriza. Actualmente es también directora de la Escuela de Psicología de la Universidad Panamericana.
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